domingo, 1 de julio de 2012

Tori Amos - Night of Hunters (2011)



Hay determinados tipos de trabajos ante los cuales la gente que se gana la vida hablando de música en las revistas tiene escrita más de la mitad de la crítica con sólo conocer un par de detalles del disco. Esto suele ocurrir cuando un artista alcanza un gran éxito con su disco y lanza el siguiente, cuando decide afrontar un cambio radical de estilo frente al que le hizo popular, cuando anuncia una vuelta a los orígenes, etc.

Existe un caso particular que se repite con cierta frecuencia y que, invariablemente, recibe el mismo tipo de crítica: el de la estrella del pop o del rock que decide sacar un disco de corte clásico. No hace falta esforzarse demasiado para recordar las demoledoras críticas que recibió Paul McCartney con su “Liverpool Oratorio” y sus posteriores acercamientos a la música “culta”. La ópera “Ça Ira” de Roger Waters es otro ejemplo conocido. En estos casos y en los anteriores, el crítico suele referir siempre la misma lista de tópicos para terminar concluyendo que es mejor que cada uno se dedique a lo sabe hacer y se deje de pretensiones clasicistas y es que, en el fondo, es más fácil tener a todo el mundo etiquetado y clasificado en su cajoncito para no complicarnos demasiado la existencia. Cercana a este tipo de discos hay una categoría especial que es la de los artistas pop que no sólo se acercan al mundillo clásico sino que publican algún disco con sellos de gran renombre en ese campo con todo lo que eso conlleva. Tomando sólo uno de los sellos por antonomasia de la música clásica, “Deutsche Grammophon” encontramos que nombres como Sting, Elvis Costello o Vangelis han publicado en uno u otro momento algún trabajo con la mítica etiqueta de fondo amarillo en algún lugar de la  portada. A veces lo hacen con composiciones propias y otras con adaptaciones de piezas clásicas y siempre con resultados irregulares.

Uno de los nombres que recientemente se ha añadido a la lista es el de Tori Amos. En un momento determinado, la artista recibe la sugerencia para escribir todo un ciclo de canciones contemporaneas con la única premisa de que estas partan de algún tema clásico. La idea fue muy bien acogida por Tori que preparó una serie de textos destinados a conformar un album enteramente conceptual con base en la música de Stravinksy. Su intención era la de grabar con un octeto de músicos en el que cada instrumento haría las veces de uno de los personajes de la historia, rebajando así la presencia del piano, vehículo de expresión fundamental de la artista canadiense. Alexander Buhr, productor ejecutivo de Deutsche Grammophon envió a Amos una serie de grabaciones fundamentales de los últimos siglos para que recapacitase sobre la intención de usar a Stravinsky y a partir de ahí surge el proyecto tal y como llegó a las tiendas.

Este es un buen momento para señalar que Tori Amos es una pianista de formación clásica y gran talento que con sólo cinco años ya componía piezas para piano. Fue su rebeldía ante los métodos de enseñanza tradicionales y su inclinación hacia músicas como el rock lo que hizo que fuera expulsada del conservatorio a pesar de sus evidentes capacidades. Esto hace que la elección de las piezas y los arreglos creados para cada canción no sean casuales. Si sólo estuvieramos hablando de un bonito trabajo de inspiración clásica ya sería bastante dada la excelente factura del mismo pero hay mucho más en el disco y tiene que ver con la compleja historia que en él se nos narra, saltando de un tema a otro en un viaje con tintes mitológicos que alcanza la categoría de fascinante.


“Shattering Sea” – Para el comienzo del trayecto, Tori se inspira en uno de los 25 Preludios, Op.31 de Alkan, una pieza para piano titulada algo así como “La canción de la loca al borde del mar”. Como hemos dicho ya, nada es casual puesto que es ahí donde se desarrolla la escena, un combate entre el mar y la playa simbolizando la ruptura violenta de una relación: “no es mi sangre la que está en el suelo del dormitorio” canta Tori quien asume el papel de la tierra frente al mar que es su oponente masculino “el saca su fuerza de la marea y las olas pero las arenas son mi dominio”. La pieza de Alkan es reconocible sólo en los primeros instantes ya enseguida toman presencia el resto de instrumentistas (La propia Amos al piano, un cuarteto de cuerda y otro de vientos integrado por flauta, oboe, clarinete y fagot) con un arreglo de lo más contemporaneo que a los habituales del blog les puede recordar la música de Jean Philippe Goude. Curiosamente, la linea melódíca que canta Tori nos recuerda más a la canción “King of Pain” de The Police que a cualquiera presente en la obra de Alkan. Con la escucha del tema inicial del disco tenemos ya una idea muy clara de por dónde va a transcurrir la cosa: un tema clásico como inspiración pero canciones en las que cualquier aficionado va a distinguir el personalísimo sello de Tori.

“Snowblind” – La inspiración parte ahora de “Añoranza”, de las “6 piezas sobre cantos populares españoles” de Enrique Granados. Continúamos, por tanto, con obras para piano sobre las que tejer nuevos arreglos. La protagonista de la historia conoce a Anabelle, una criatura metamorfa que en su primera aparición se presenta bajo la apariencia de una zorra. La voz de Anabelle es la de Natashya Hawley, hija de Tori y será la acompañante del personaje de ésta durante buena parte de la historia. El papel del extraño ser es el de abrir los ojos de la protagonista mostrandole que la verdad está más cerca de encontrarse en la oscuridad de la noche que a plena luz del día y le sugiere iniciar un viaje hacia atrás en el tiempo a una época casi mitológica de la historia de Irlanda en la que los amantes de la primera escena coincidieron por primera vez. En esta ocasión, Tori es mucho más fiel a la melodía original de Granados y sólo se añaden unos ligeros arreglos de oboe a cargo de Nigel Shore.

“Battles of Trees” – La aventura continúa y entramos en el mundo de Erik Satie y su famosa “Gnosienne No.1”. Encontramos ahora a los amantes conviviendo y luchando juntos en un pasado remoto en el que Irlanda luchaba contra las invasiones procedentes de Escandinavia. Nuestra pareja de amantes son en esta época dos poetas que defienden el antiguo culto a la Diosa frente a las pujantes religiones nórdicas representadas por Thor, el dios del trueno para terminar narrando cómo años después, la religión católica terminó de barrer todo vestigio de las antiguas creencias en Irlanda llevandola al caos “So when the church began to twist the old myths they built their own Tower of Babel from Ulster to Munster”. Bajo este disfraz mitológico tenemos el eterno tema de la dominación masculina sobre la mujer, habitual en la música de Tori Amos desde sus inicios. En cuanto a la música, a pesar de la adición de los dos cuartetos de la primera pieza del disco, el resultado es absolutamente fiel a la música de Satie a la que la canción se adapta como un guante.

“Fearlessness” – Tori vuelve a Granados para la siguiente etapa del viaje y lo hace de una forma escalofriante. Decide utilizar la pieza “Oriental” de sus “Danzas españolas” para narrar el viaje en barco de la pareja hacia el Nuevo Mundo, donde viven su primera crisis apareciendo fuerzas externas que parecen tirar de cada uno de ellos en direcciones distintas, cantos de sirena que hacen dudar a la pareja de la protagonista (“His siren friends convinced him that love was no match against the storms to come”). Enrique Granados tenía pánico al mar y a los viajes en barco pese a lo cual fue con su mujer a Estados Unidos para asistir al estreno de “Goyescas”. El viaje se alargó más de lo previsto ante el requerimiento por parte del presidente Wilson a la pareja para que visitaran Washington con lo que perdieron el barco que les debía devolver a España. Desgraciadamente, el que tomaron (el Sussex) fue torpedeado por la Armada alemana en el Canal de la Mancha en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. Se cuenta que Granados fue rescatado del agua e izado a un bote salvavidas pero al ver hundirse a su esposa y pese a no saber nadar, se arrojó a por ella desapareciendo para siempre a la edad de 48 años. Los arreglos de la composición acentúan la tensión y el dramatismo de la misma pero respetando el espíritu original en una de las mejores adaptaciones del disco.

“Cactus Practice” – Las dudas de la protagonista sobre el futuro con su pareja se desarrollan a lo largo de la adaptación del “Nocturno Op.9 No.1” de Frederic Chopin. Cuando se pregunta si su destino será el de orbitar juntos pero a una distancia insalvable “Maybe he and I are like a pair of Suns that are captured, eternally linked into chasing each other spin” vuelve a aparecer en escena Anabelle, esta vez en forma de cisne para mostrarle otro camino hacia la “verdad” a través de la experimentación con el peyote, gracias al que obtendrá una versión clara de la realidad a través del descubrimiento de su “yo” interior. En lo musical, Tori prescinde de las cuerdas para quedarse sólo con los vientos en su versión del clásico de Chopin al que se permite añadir algunas lineas melódicas de su propia cosecha consiguiendo otra versión excelente en la que nos olvidamos por momentos de que estamos ante una adaptación.

“Star Whisperer” – Y de Chopin pasamos a Schubert y el “Andantino” de su “Sonata para piano en La mayor D959”. Tori empieza a hablar directamente con su pareja (ya no es “él” sino “tú”) y cuenta cómo ambos empiezan a descubrir cosas en el otro que no les gustan “I saw a “you” I didn’t want to see”. El tema está construído como un diálogo entre la voz de Tori y la de su pareja, encarnada en el cello y los violines. A partir de la mitad del mismo, la melodía de Schubert es transformada por completo, acelerandola en muchos pasajes hasta convertirla en otra cosa distinta mucho más cercana a las composiones propias de la artista y con algunos de los mejores arreglos de todo el disco especialmente en la parte final, con un curioso sabor español que no estaba presente en la pieza original.

“Job’s Coffin” – La única de las canciones del disco que no está inspirada directamente en ninguna pieza clásica, cede casi todo el protagonismo a Anabelle que narra cómo las estrellas de la constelación a la que se refiere el título de la canción nos vigilan controlando nuestro destino. Es muy reveladora la breve intervención de Tori en la que afirma que la vigilante no estará nada orgullosa de las cosas que le ha visto hacer para retener a su pareja “and can’t be proud of what I have done (…) thinking somehow that will may him want to stay”.

“Nautical Twilight” – Tori vuelve a las adaptaciones y lo hace con la “Canción de la góndola” de las “Canciones sin palabras, Op.30” de Mendelsohn. La protagonista se empieza a mostrar arrepentida de las concesiones que ha hecho por su pareja “I turned my back on the force of which I am made, I abandoned it rupturing a delicate balance when I left my world for his”. Las palabras de Anabelle en la pieza anterior comienzan a hacer mella en la protagonista que se replantea hasta qué punto merece la pena renunciar a ser lo que es en beneficio de la pareja. El arreglo es similar al de otras piezas

“Your Ghost” – Llega el turno de Robert Schumann y su “Tema y variaciones en Mi bemol mayor” de las “Variaciones Fantasma”. Y qué mejor pieza para ilustrar el encuentro de la protagonista de la historia con el fantasma de su pareja. Por primera vez ella se abre a su amante y le expresa todas sus dudas, los sacrificios que ha hecho y el convencimiento de que juntos pueden superar cualquier adversidad a partir del conocimiento de sus diferencias, personalizadas en el fantasma, a quien el personaje de Tori se compromete a cuidar. “He’ll play a Beatles tune, me more a Bach fugue, is there such a great divide between your world and mine?” El arreglo musical empleado para la ocasión es uno de los más delicados del disco, mostrandonos a la protagonista más dócil que nunca y dispuesta a seguir adelante pese a todo.

“Edge of the Moon” – No podía faltar alguien como Johann Sebastian Bach en un disco como este. Aparece con una variación para piano de uno de los movimientos de la “Sonata para flauta BWV1031”. Tori le recuerda a su pareja las promesas que se hicieron y cómo era todo antes de que ambos permitiesen que fuerzas externas se interpusieran entre ellos. El texto recorre una serie de metáforas sobre estrellas y constelaciones incluyendo referencias a una travesía “bajo el ojo del delfín”, que no es sino una de las estrellas que forman la constelación de “Job’s Coffin”, el vigilante constante de la vida de la protagonista según una de las canciones anteriores. La pieza de Bach es reconocible durante los primeros instantes pero no tarda en transformarse en otra cosa distinta conforme se van añadiendo instrumentos (de nuevo los cuartetos de cuerda y viento, además de un violín solista) hasta llegar a un final que suena ciento por ciento en el estilo habitual de Tori.

“The Chase” – Nuestra artista recurre a un fragmento de “Cuadros para una exposición” de Mussorgsky, concretamente a “The Old Castle” para la siguiente parte del viaje. A modo de despedida, volvemos a encontrarnos con Anabelle quien acude para despedirse de Tori no sin antes prevenirle de los peligros que le siguen acechando y dejandole en compañía de la musa del fuego. Tori se muestra convencida de haber aprendido a defenderse convirtiendose de presa en cazador pero Anabelle no está del todo segura y le muestra las posibles amenazas en un diálogo realmente inspirado:

-         Existen depredadores
-         Tengo armas para combatirlos
-         Es muy peligroso si te alcanzan
-         Entonces seré como la liebre
-         Yo me convertiría en el sabueso…
-         Pues cambiaría a un pez
-         Sólo para encontrarte en las garras de una nutria
-         Entonces desplegaría mis alas para volar
-         Debo advertirte de que soy un halcón
-         ¿Y si me convierto en un grano de maiz?
-         ¿Sientes el peligro en tu cabeza? Se acerca una gallina y ahí terminaría tu recorrido. Ten mucho cuidado. Usa la cabeza o terminarás muerta.



“Night of Hunters” – La única pieza de todo el trabajo inspirada en dos composiciones distintas es la que le da título, basada por una parte en la “Sonata en Fa menor K.466” de Scarlati y un “Salve Regina” gregoriano. Nos encontramos ante el diálogo entre Tori y la musa del fuego (en la voz de Kelsey Dobyns) en uno de los textos más crípticos del disco en los que se nos habla sobre las fuerzas de la oscuridad que conspiran para robar los sueños de los niños. La musa encarga a Tori cuidar de que eso no pase en una serie de duetos de gran belleza que recuerdan antiguas canciones. Para lograr su objetivo, Tori tendrá la ayuda de las “siete hermanas”.

“Seven Sisters” – El único pasaje enteramente instrumental del disco es el dedicado a las “siete hermanas” citadas en la canción anterior y narra la lucha por preservar los sueños de los niños y la transformación interior que sufre Tori reconociendo el papel de todas las personas que han pasado por su vida. La inspiración de la pieza viene del “Preludio en Do menor” de J.S.Bach.

“Carry” – El cierre del disco lo pone esta pieza basada en uno de los preludios del primer libro de Claude Debussy. Tori recuerda a todos sus seres queridos que ya no están asegurando que siempre los recordará en una conclusión que realmente deja el disco abierto a posibles continuaciones.

Y no creemos que la gente de Deutsche Grammophon pusiera muchos impedimentos a esto ya que el disco ha funcionado muy bien en las listas de ventas conviertiendose en la primera grabación en llegar al top 10 en tres categorías distintas de Billboard (No.7 en discos de rock, No.1 en discos clásicos y No.5 en discos alternativos). Tori ha anunciado para finales de este año la aparición de un nuevo disco bajo el título de “Gold Dust” siguiendo con la moda de revisar viejas canciones con un formato orquestal (al estilo de Peter Gabriel o Sting, por poner dos ejemplos recientes). No es que nos parezca una gran noticia puesto que este tipo de discos no suele dar resultados demasiado interesantes pero estando Tori Amos de por medio, todo puede ocurrir. Afortunadamente, un reciente mensaje en su página web oficial nos hace esperar grandes cosas de su relación con el gigante alemán de la clásica en los próximos meses al margen del citado proyecto orquestal:

“Watch out soon for details about my next new project with Deutsche Grammophon/Mercury Classics. I can’t wait to tell you all about it...”

Nosotros tampoco podemos esperar para escuchar otro trabajo de características similares a este. El reto que supone revisar piezas clásicas y hacerlo para un sello como Deutsche Grammophon suele llevar aparejado el fracaso más absoluto para una artista ajena, en principio, al mundillo cerrado de la clásica. Tori Amos da la talla y sale airosa del desafío dejandonos un disco con la rara cualidad de sonar clásico (y por lo tanto, muy recomendable para oídos más “conservadores”) y conservar todo el estilo de la artista, hasta el punto que sus seguidores más acérrimos lo consideran su mejor trabajo, al menos, en la última década. Los créditos del disco son los siguientes: Tori Amos (voz, piano), John Philip Shenale (arreglos), Apollon Musagete String Quartet (Pawel Zalejski, violin, Bartosz Zachlod, violin, Piotr Skweres, cello y Piotr Szumiel, viola), Laura Lucas (flauta), Andreas Ottensamer (clarinete), Nigel Shore (oboe, corno inglés), Peter Whelan (fagot), Luke Whitehead (contrafagot), Kelsey Dobyns (voz) y Natashya Hawley (voz).

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